jueves, 18 de octubre de 2012

Extrañarlo es una sensación hermosa. Que cada centímetro de mi ser sienta su ausencia, que a mi piel le haga falta su tacto, sus labios... Y me paso horas y horas acumulando deseos de verlo, guardando caricias y besos para cuando esté ahí, a su lado, en donde siempre debí estar. 
No hay momento más perfecto que el reencuentro, verlo caminar hacia mi, y volver a estar en sus brazos, segura, a salvo, 
y ya no hay nada que temer.

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